Como una nena, sigo pensando como una nena. Te cuento que si
la idea era crecer desde otro lugar no funcionó en mi caso. Perceptivamente idéntica, igual
de distraída e igual de atenta a TODO,
exageradamente verborrágica, los mismos miedos. Quizá un poco más
pudorosa. Tal vez, un poco menos inteligente.
En parte esperaba más de mí, esperaba volar en ideas y en
hechos, en acciones locas y extravagantes. No me veía enamorada, expuesta,
estúpida, incongruente, mareada, enojada y caprichosa. Esperaba un poquito más.
Me veo ahora más normal, menos especial.
Siddharta nunca dejó de creerse especial, yo ahora sí.
Enamorada soy una más, una más del resto.
Ojalá pudiera hablarte de nuevo ángel, ojalá pueda volver a
escuchar voces sola.
Mi esperanza: la imaginación. Esa nube donde soy la
Rockstar, la Bailarina de circo, la Princesa flúor, donde amo a todos y todos
me aman a mí. Sin enamorarme, sin perder el control…sin tener control, ningún
control.