Yo Soy. Vos?

lunes, 17 de octubre de 2016

Carta a Lucía.

Lucía:
      Me gustaría hablarte un ratito. Estoy segura de que estás leyendo esto en algún lado, en algún lado donde no hay dolor.
Me gustaría preguntarte un par de cosas. Quizá, no tan amarillentas como quiere la prensa que vende: -¿Hasta dónde te llego el palo?¿Fueron dos, tres o diez los que te violaron? ¿Te filmaron? ¿Te ofrecieron de sacrificio para alguna religión?-

No me interesa.

Tampoco tan estigmatizantes como quienes directa o indirectamente te quieren dar algún grado de responsabilidad: 

¿Qué hacías ahí? ¿Te drogaron o te drogaste sola? ¿Tomabas merca además de fumar marihuana? ¿Andabas con narcotraficantes? ¿Le mentiste a tus padres?-. 

Tampoco.

Tampoco preguntarte si fuiste feliz porque no te conocía.

Si me gustaría preguntarte que te parece que tenemos que hacer
 Necesitaría que respires una bocanada de aire, o que te  me aparezcas en sueños solo para preguntarte que mierda tenemos que hacer. 
Entiendo también, que quizá tu bocanada de aire vos la usarías para otra cosa, quizá para besar, quizá para reírte a carcajadas, quizá para cantar una canción, quizá para una seca de un faso…cualquiera de esas bocanadas de aire que puedo darme el lujo yo ahora. El lujo, ja. Derecho. El Derecho, no lujo. Estxs guachxs, Lucía,  me quieren hacer confundir con que mis derechos son lujos.

Está tan internalizado nuestro machismo, que quisiera darte aire para contestarme. ¿Ves? Eso es machismo. Ese es mi machismo.


Ojala vueles bella, ojala estés cantando por ahí y haciendo lo que se te antoje…
Si por ahí en este vuelo podés tirar un centro, acá voy a estar tratando de escuchar. Porque no quiero que le pase a otra piba ¿Me entendés? No quiero que me pase a mí, ni a otra piba. Sé que vos tampoco.
No solo no quiero que nos empalen, tampoco quiero que nos quemen, ni que nos encierren, ni que nos caguen a trompadas, tampoco quiero que nos retengan en una casa porque no tenemos a donde ir, ni que nos regalen cosas lindas después de un moretón.
No quiero Lucia. Por favor, si podés y querés, decime: ¿Qué hacemos? ¿Qué hacemos para no quedarnos con la hipocresía de la indignación?
No sé porque este pegó mas que otros femicidios. Quizá estemos, en cierto modo, acostumbrándonos a las mujeres prendidas fuego, quizá estemos naturalizando las acuchilladas. 
No quiero, Lucía, terminar naturalizando las empaladas.


Tirá un centro, acá estoy. Acá estamos.