Del calor, casi no se puede respirar, pero la cadencia de la
música da momentos exactos para renovar energías hasta el próximo acorde. O no tan exactos, después de todo
dictan las entrañas como bailarlo. Tanteandolé, como quien dice.
Más de uno de
estos pasos, seguro no existen en ningún manual.
¿Serán las raíces de los guaraníes, en este rezo- danza?
¿Será que es más fuerte lo que sabemos de la tierra, el río
y los frutos de lo que creemos que conocemos?
¿Será que hay algo que es nuestro y no se nos puede quitar?
¿Será el Amor nomás? ¿O capaz la humedad?
¿Será la nostalgia?...
Quizá, seguro un poco de todo.
Sigo bailando en el living de casa, o en el monte… ya no sé
donde estoy.