Le escribo a las ventanas.
Las que estaba mirando mientras
me acariciabas.
Los marcos, la pintura rota, el edificio viejo. Otro edificio viejo al lado y la luna ahí,
siempre ahí.
El viento.
Le escribo al
viento y a las ventanas. A todas las ventanas por las que miramos y por la que
nos miran.
Hay ventanas en frente donde miro, hay una ventana sobre la que me apoyo desnuda y hay besos atrás. Y estás vos, que me extrañabas.
¿Será que mirabas conmigo?
¿Será que solo veías mi espalda? ¿Qué veías vos?
…¿Qué ves?
Yo miro las ventanas y siento el viento, el olor a ciudad.
No
me doy vuelta, si te miro me pierdo. Te siento ahí nomas.
Amo Buenos Aires. Y vos, que no crees en el amor, también la
amás.
¿Ves la luna?
¿Qué...no la ves? ¿Qué ves entonces?
Yo respiro y te siento abrazarme. Y no entiendo. No entiendo
porque no quiero verte y prefiero ver la ventana, el edificio y la luna.
La ventanas, el edificio y la luna, que van a estar
ahí…cuando vos no estés.
A veces el mundo puede ser una ventana.
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